La pequeña Aida se encuentra desconsolada, sus hermosas flores se han marchitado, su preceptor le explica que no ha de estar triste, en realidad las flores no están muertas, solo agotadas, pues han pasado la noche bailando en una magnífica fiesta. El padre de Aida se muestra contrariado, no está de acuerdo en que el joven preceptor llene de fábulas la cabeza de su hija, ¿serán verdad todas esas historias?, esa misma noche la pequeña Aida lo descubrirá...