En una oscura y fría noche de invierno, cuando todo el mundo corre a cobijarse en sus confortables hogares, la pequeña cerillera trata de conseguir algunas monedas ofreciendo a los transeúntes sus cajitas de fósforos. Nadie parece oírla, ni tan siquiera verla, la pequeña cerillera permanece sentada sobre la fría y blanca nieve, encendiendo, uno a uno, sus pequeños fósforos para conseguir al menos un poquito de calor.