El soldadito de plomo era igual de valiente que el resto de sus compañeros, pero el azar quiso que naciese con una sola pierna. Cierto día, en una gran batalla, el pequeño soldado conoció a la joven bailarina, una simple mirada le bastó para comprender que se había enamorado completamente de la hermosa muñeca, a pesar de las dificultades el joven soldado prometió no descansar hasta volver a verla.